El Sábado Santo es un día de trabajo, de mucho trabajo, para nuestros cofrades ya que desde las 8 de la mañana hay movimiento por la iglesia: comienzan a llegar las gruas para llevarse las carrozas, hay que realizar la limpieza del templo y organizar todo para que quede listo para el acto de por la tarde. Por eso no es extraño ver subir los hachones y cruces por la polea y tratar de ver cómo se organizan los bancos de la iglesia para que puedan acoger al mayor número de gente posible durante el Ofrecimiento de los Dolores.
Por tanto creo que es merecida la mención a todos esos cofrades anónimos, curiosamente casi siempre los mismos, que siempre están ahí cuando hay que trabajar duro, para que todo esté preparado para que todos los actos y procesiones de la Cofradía se desarrollen de la forma más solemne posible.
Por la tarde, cada año se realiza el Ofrecimiento de los Dolores de Valladolid a la Santísima Virgen Dolorosa de la Vera Cruz.. En esta ocasión el encargado de glosar magníficamente esos Dolores fue D. Angel María Pedrosa Galán, Coordinador de Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Valladolid, cuya reflexión podéis leer íntegramente en el apartado destinado a este acto.

Tras el parlamento de D. Angel María, se procedió a la ofrenda floral a Nuestra Madre de los Dolores por parte de todos los centros representativos de la ciudad que acudieron al acto y que llenaron por completo los espacios destinados al efecto.
Concluida la ofrenda floral, tomó la palabra el Padre Fray Cándido Aniz O.P. que con su magnífica oratoria nos llevó a meditar sobre el significado de los Dolores de la Virgen, representados como nos dijo en cada entrega de amor hacia la madre que ejercemos cada día.
Entonamos la solemne Salve Cantada junto a la Coral Ciudad de Valladolid que nos acompañó en este acto, y como broche de oro del Acto tomó la palabra Monseñor Carlos Amigo, Cardenal emérito de Sevilla, que presidía, para dirigirnos unas breves palabras e impartir su bendición.
Por último, se dio paso al besapié popular a la Virgen y tras ello se procedió a entregar unos pequeños recuerdos de agradecimiento tanto a Monseñor Carlos Amigo como a D. Angel María Pedrosa.
A la finalización del Acto, de nuevo llegó el momento de volver a trabajar para dejar de la iglesia colocada para la celebración de la Vigilia Pascual que a las 23:00 h. celebrando la Resurrección del Señor, concluyendo el Tríduo Santo.