Reforma total del Templo Penitencial
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Reforma total del Templo Penitencial
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No había transcurrido un siglo, cuando de nuevo se plantea el mismo problema. En plena marcha ascendente, los viejos y maltrechos “pasos” fabricados de cartón y lienzo, de un extraordinario efecto escénico, se cambian por otros labrados con mayor primor en el taller de Gregorio Fernández. Era entonces el templo estuche pobre, para guardar tan valiosas joyas.
Edificio pequeño enbejecido
Y por su ancianidad medio desecho.
Era oratorio estrecho y no lucido
De aquel a quien le viene el orbe estrecho.
En el cabildo general celebrado el 3 de Agosto de 1665, acuerdan “para mayor lustre ornato y para más autoridad y luzimiento …el alagar la fabrica de la yglesia que al presente tiene y hazer una capilla donde pueda estar con decencia y capacidad el santísimo xpto y aviendo reconocido la estrechura que oy tiene para armar y tener los pasos en la semana santa, porque no caben en el cuerpo principal de la dicha yglesia, con que al sacarlos y bolberlos se hazen pedazos las figuras que son de tanta estimación, ni caven los hermanos del trabaxo para poderlos levantar y asentar… y tambien la falta de sacristía porque no tiene sino un aposento muy pequeño que apenas ay capacidad para poderse vestir los sacerdotes… por lo cual la dicha Cofradía tiene necesidad de tomar seis aposentos de largo a alto, abaxo de las casas propias de Don Juan de Neira, questan en la calle de Guadamacileros a espaldas de la dicha yglesia“. Encargan de llevar a feliz término tan importante obra, a Francisco de la Torre y Lucas López, maestros de cantería, que siguiendo los diseños de Juan Tejedor, levantan la capilla Mayor, crucero, “y todo lo demás que se hiciere y añadiere, excecto el frontispicio y portico que oy tiene dicha iglesia“.
El templo es de planta rectangular, con tres naves, la central mayor cubierta con bóveda fajada de lunetos; sobre las laterales techadas con bóvedas de arista, llevan a manera de triforio, un balcón corrido. Gran cúpula con capulino, en el crucero, en cuyas pechinas, ostentan hechos a pincel, el augusto signo titular, sostenido por parejas de ángeles. Presbiterio de poco fondo, y a los pies, en el último tramo, apoyado en el muro de la portada, el coro. El templo es amplio de buenas proporciones; su arquitectura corresponde en parte al estilo jesuítico, que tan gran resonancia tiene en la región.
Una vez dada cima a las obras de fábrica de la iglesia comienzan a labrar los retablos de la capilla mayor y colaterales. Son de idéntico estilo, hecho bajo una misma dirección. Desde luego los colaterales acusan la mano de un solo artista, Alonso Manzano.