LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN “LA BORRIQUILLA”
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El paso de “La Borriquilla”, como popularmente se le conoce, tiene un valor iconográfico y artístico fundamental, no sólo por su antiguedad, sino sobre todo por ser el único subsistente de una técnica conocida como “papelón”… |
LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN “LA BORRIQUILLA”
El paso de “La Borriquilla”, como popularmente se le conoce, tiene un valor iconográfico y artístico fundamental, no sólo por su antiguedad, sino sobre todo por ser el único subsistente de una técnica conocida como “papelón” -maniquies cubiertos con vestiduras de tela encolada y policromada al óleo, con la cabeza, manos y pies tallados- y que es empleada para los pasos procesionales, antes de pasar en el s. XVII a construirlos con esculturas talladas completamente en madera policromada.
Grupo de figuras con cabezas elegantes, cabelleras en mechones finos y revueltos, pegados al cráneo. En la interpretación de los rasgos fisonómicos aparece la tipología de bocas entreabiertas, nariz fina y cejas en ángulo, de origen berruguetesco.
Parrado del Olmo considera incuestionable la atribución del conjunto al escultor afincado en Palencia Fracisco Giralte, discípulo aventajado de Alonso Berruguete.
Antíguamente se trasladaba desde la Penitencial a la Iglesia del Convento de San Francisco y, después de la misa solemne, se conducía procesionalmente por el claustro, nave de Santa Juana y patio de entrada del convento, volviendo a entrar a la Iglesia de los Franciscanos, para finalmente retornar a la Iglesia de la Cruz en compañia de sus cofrades.
En la actualidad, la Procesión de las Palmas protagoniza en la mañana del Domingo de Ramos, uno de los momentos más gozosos de la Semana Santa. El fervor popular se desata al paso de la Cofradía de la Santa Vera Cruz con su Borriquilla por las calles céntricas de la ciudad, repletas de una muchedumbre de niños que agitan con entusiasmo sus cimbreantes palmas.