Liturgia y santoral 1/7/19 LUNES
FERIA
Génesis 18,16-33
¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?
Cuando los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia Sodoma; Abrahán los acompañaba para despedirlos. El Señor pensó: “¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que pienso hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, con su nombre se bendecirán todos los pueblos de la tierra; lo he escogido para que instruya a sus hijos, su casa y sucesores, a mantenerse en el camino del Señor, haciendo justicia y derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido.” El Señor dijo: “La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.”
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: “¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?” El Señor contestó: “Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.” Abrahán respondió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?” Respondió el Señor: “No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.” Abrahán insistió: “Quizá no se encuentren más que cuarenta.” Le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré.” Abrahán siguió: “Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?” Él respondió: “No lo haré, si encuentro allí treinta.” Insistió Abrahán: “Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?” Respondió el Señor: “En atención a los veinte, no la destruiré.” Abrahán continuó: “Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?” Contestó el Señor: “En atención a los diez, no la destruiré.” Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su puesto.
Salmo responsorial: 102
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia; / no está siempre acusando / ni guarda rencor perpetuo. R.
No nos trata como merecen nuestros pecados / ni nos paga según nuestras culpas. / Como se levanta el cielo sobre la tierra, / se levanta su bondad sobre sus fieles. R.
Mateo 8, 18-22
Sígueme
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré adonde vayas.” Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.” Otro, que era discípulo, le dijo: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.” Jesús le replicó: “Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.”
SANTORAL:
• San Aarón, San Aarón de Carlon, San Atilano Cruz Alvarado, San Carilefo, San Domiciano de Bebrón, San Eparquio de Angulema, Santa Ester, San Golveno de León, San Justino Orana Madrigal, San Martín de Vienne, San Nicasio Camuto de Burgio, San Oliverio Plunkett, San Simeón el Loco, San Teodorico de Mont-d’Or, San Zhang Huailu, Santa Leonor.
• Beato Antonio Rosmini, Beato Ignacio Falzon, Beato Juan Nepomuceno Chrzan, Beato Tomás Maxfield.
Simeón el Loco (también conocido como Aba Simeón) fue un monje, eremita y santo cristiano del siglo VI que murió aproximadamente durante el año 570. Está considerado el patrón de los santos locos y de los titiriteros
Simeón era de origen sirio. Nació en Edesa, donde vivió soltero, acompañado de su anciana madre. A los treinta años, acompañado por su amigo Juan de Edesa, Simeón hizo los votos monásticos en el monasterio del abad Gerásimo.3 Simeón y Juan estuvieron durante veintinueve años dedicados al ascetismo y a la meditación en las proximidades del mar Muerto.4 Posteriormente Simeón dijo que Dios le había pedido que abandonara su vida retirada en el desierto y que se trasladara a la ciudad de Homs, donde se dedicó a la caridad y a hacer obras piadosas. Allí comenzó su locura, esto es, su comportamiento nada convencional, como por ejemplo su entrada en la ciudad arrastrando un perro muerto, sus gamberradas en el templo ―donde apagaba las lámparas para manosear a las mujeres―, sus obscenidades e indecencias ―se paseaba completamente desnudo por la ciudad― y sus flatulencias en público. Estas extravagancias eran tomadas por la gente como signo de iluminación divina; aunque otros le insultaban por ello e incluso llegaban a castigarle físicamente.
En cierta ocasión se acercó a él un hombre enfermo de glaucoma. Cristo había curado la ceguera empleando saliva y arcilla y Simeón trató de curarlo untándole mostaza en los ojos: el enfermo sintió una gran quemadura y su enfermedad se agravó. Simeón logró curarle finalmente cuando le explicó que lo que debía era arrepentirse de sus pecados y enmendar su vida.
Simeón murió hacia el año 570 y fue enterrado en la fosa común destinada a mendigos y extranjeros. Mientras se transportaba su cuerpo, varias personas dijeron haber escuchado cánticos sobrenaturales.