Liturgia y santoral 11/4/16 MO: S. ESTANISLAO

M. obligatoria: SAN ESTANISLAO, obispo y mártir
Hechos 6,8-15
No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: “Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.” Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: “Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.” Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.
Salmo responsorial: 118
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, / tu siervo medita tus leyes; / tus preceptos son mi delicia, / tus decretos son mis consejeros. R.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste: / enséñame tus leyes; / instrúyeme en el camino de tus decretos, / y meditaré tus maravillas. R.
Apártame del camino falso, / y dame la gracia de tu voluntad; / escogí el camino verdadero, / deseé tus mandamientos. R.
Juan 6,22-29
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo has venido aquí?” Jesús les contestó: “Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.” Ellos le preguntaron: “Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?” Respondió Jesús: “La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.”

SANTORAL:
Santos: Estanislao, obispo y mártir; Felipe, Lustrano, obispos; Guthlac, presbítero y mártir; Esteban e Hildebrando, monjes y mártires; Eustorgio, presbítero; Isaac, monje; Néstor, Domnión, Antipas, Filón, Ceremonio, mártires; Barsanufio, eremita; Algerico, abad; Godoberta, abadesa; Beatriz de Belmonte, Raniero, Ulrico, Tecelino, beatos.

Imagen
SAN ESTANISLAO, obispo y mártir 1030-1079
Polonia, la mártir de Europa, tiene en la figura de san Estanislao la mejor imagen del martirio intrépido por la fe; por la fe y la necesaria verdad, sobre todo cuando ésta es difícil, incómoda, peligrosísima, hasta el punto de que un cristiano se juega la vida en su proclamación.
Llevaban casados sus padres Wileslaw y Bogna nada menos que treinta años sin tener hijos cuando Estanislao nació. Se puede imaginar la alegría que trajo sobre aquel hogar que ya había perdido las esperanzas de sucesión. Nació en Szczepanow, cerca de Cracovia el 26 de julio de 1030. Sus padres que gozaban de muy buena reputación por su honradez y vida cristiana le educaron en las virtudes cristianas y humanas. Terminados sus estudios en su pueblo, fue enviado a ampliarlos a Cracovia, Lieja (Bélgica) y a París donde consiguió graduarse.
Así lo pinta uno de los mejores historiadores polacos: “Era de carácter dulce y humilde, pacífico y púdico; era muy cuidadoso de reprimir sus propias faltas antes de hacerlo con sus prójimos; era un alma que jamás mostró soberbia ni se dejó llevar por la ira; muy atento, de naturaleza afable y humano, de gran ingenio y sabiduría y dispuesto siempre a ayudar a quien necesitaba ayuda alguna. Odiaba la adulación e hipocresía, mostrándose siempre sencillo y de corazón abierto”.
Pasó a ser canónigo de Cracovia. En 1702, a fin de satisfacer el deseo del clero, del rey Boleslao II y del pueblo el papa Alejandro II le nombró obispo de Cracovia, el 2 de julio de 1071 y, aunque solamente la gobernó por espacio de ocho años, dejó huellas indelebles en ella y en toda la nación polaca, como ningún otro prelado antes ni después de él había hecho. Supo identificarse con los valores espirituales de Polonia y por ellos no dudó hasta derramar su sangre.
Estanislao hombre de oración y penitencia, emprendió un entusiasta trabajo para la cristianización de su pueblo y la reforma del clero. Al principio, la colaboración entre el obispo y el rey careció de nubes pero surgió la tormenta entre ambos con ocasión de la campaña que Boleslao llevó a cabo contra los rusos, y que había de concluir con la conquista de Kiew (1075-1077). Las razones de tal conflicto siguen todavía sin estar claras. ¿Se debió única mente a la crueldad y desenfrenos cometidos por Boleslao? Es algo que está en discusión. En cualquier caso, el obispo conminó al rey con la excomunión,
Cuando Boleslao fue excomulgado, dio la orden de que mataran al insolente que desafiaba al poder, parece que nadie se atrevió a cumplir los deseos del rey, y por fin él mismo dio muerte al prelado.
Estanislao murió ante el altar celebrando misa en la iglesia de San Miguel de Cracovia, su cadáver, lleno de sangre y despedazado a golpes de espada, se expuso como escarmiento en plena calle, pero el asesino tuvo que partir para el destierro, donde murió, y el mártir, nueve siglos después, permanece en la memoria de los polacos como símbolo de la verdad indomable que no se silencia y que hace libres a los que la proclaman.
Hay hombres que representan a una nación porque han sabido asimilar su espíritu y lo han encarnado en su vida de cada día. Si de alguien se pudiera afirmar esto no hay duda de que de San Estanislao habría que decir que supo conocer, y, sobre todo, vivir, el temperamento y las virtudes que encarnaba su pueblo, Polonia, y que, por vivirlas y transmitirlas a los suyos, murió mártir.