Liturgia y santoral 12/8/15 ML: Beato Florentino Asensio

Memoria libre: Beato Florentino Asensio, obispo y mártir
Deuteronomio 34,1-12
Murió Moisés, como había dicho el Señor, y ya no surgió otro profeta como él

En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte de Nebo, a la cima del Fasga, que mira a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Soar; y le dijo: “Ésta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: “Se la daré a tu descendencia.” Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella.”
Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor. Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba. Moisés murió a la edad de ciento veinte años; no había perdido vista ni había decaído su vigor. Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés.
Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos; los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés. Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.
Salmo responsorial: 65
Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida.

Aclama al Señor, tierra entera; / tocad en honor de su nombre, / cantad himnos a su gloria. / Decid a Dios: “¡Qué temibles son tus obras!” R.
Venid a ver las obras de Dios, / sus temibles proezas en favor de los hombres. / Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, / haced resonar sus alabanzas. R.
Fieles de Dios, venid a escuchar, / os contaré lo que ha hecho conmigo: / a él gritó mi boca / y lo ensalzó mi lengua. R.
Mateo 18,15-20
Si te hace caso, has salvado a tu hermano

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

SANTORAL:
Santos: Alejandro el Carbonero, Patrono de los carboneros.
Agilberta, Aniceto, Fotino. Sergio, Esteban, confesores; Casiano, Herculano, Muredac, obispos; Euplo, Félix, Felicísimo, Gerardo, Hilaria, Juan, Gratiliano, Felicísima, Macario, Julián, mártires; Porcario, Segene, abades.

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Beato Florentino Asensio Barroso
Nace en Villasexmir, provincia de Valladolid, el 16 de Octubre de 1877. Hijo de Jacinto Asensio, ejerció de vendedor ambulante y su madre Gabina Barroso, atendía una pequeña tienda de pueblo. Tuvieron nueve hijos.

Siendo todavía muy niño, sus padres regresaron al lugar de su procedencia, Villavieja del Cerro, donde transcurrid su infancia. Sintió siendo joven la llamada de Dios a la vida sacerdotal, ingresando en el Seminario de Valladolid. Ordenado Sacerdote el 1 de Junio de I901, fue destinado de Párroco a Villaverde de Medina. A los dos años, pasa a la capital, Valladolid, como capellán de las Hermanitas de los Pobres al mismo tiempo que se hace cargo de archivero del palacio episcopal, y muy pronto es nombrado mayordomo del arzobispo D. José Mª Cos y Macho.

Por algún tiempo, ejerció de profesor de Teología en la Univer¬sidad de Valladolid, dejando de ejercer como profesor; por haber sido nombrado párroco de la Catedral Metropolitana, en la cual despeñó su apostolado, predicando durante 10 años, todos los domingos en las dos misas principales. Su celo pastoral se extendía por toda la ciudad, 4. Fue confesor del Seminario Conciliar largos años y como tal le recor¬daba con afecto el Cardenal D. Marcelo González Martín, Arzobispo emérito de Toledo, cuando estuvo en Barbastro, poco ante de su beatificación.

La fama de su celo sacerdotal desarrollado por el Siervo de Dios, llega a la Nunciatura Apostólica en Madrid. El Nuncio, Mons. Federico Tedeschini, convocó a D. Florentino a la ciudad de Avila, para comunicarle la voluntad del Papa Pío XI de nombrarle Obispo de Barbastro, vacante por el traslado de Mons. Nicanor Mutiloa, a la sede de Tarazona. La propuesta, sumid al Siervo de Dios en confusión interna. Existen las cartas autógrafas en las que D. Florentino, intenta convencer al Nuncio de su incapacidad, rogándole que le envie de monaguillo a cualquier iglesia, antes que nombrarle Obispo.

Forzado por su sentido de la obediencia, se plegó a la voluntad del Papa.

Fue consagrado Obispo en la Catedral de Valladolid por el Arzobispo Mons. Gandásegui, el 26 de enero de I936. Tomó posesión de la Sede de Barbastro por procurador el 8 de Marzo de aquel año. Estaba en Zaragoza dispuesto para hacer su entrada solemne en Barbastro el domingo día 15, cuando recibió noticia del sabotaje que se preparaba en la Ciudad del Vero, para desbaratar la manifestación de acogida organizada. Suspendió la marcha aquel día y llegó al día siguiente, en forma privada, a las mismas puertas de la Catedral sin boato externo, limitando la solemnidad de su entrada a los Ritos Litúrgicos prescritos, dentro de la Catedral.

Los 4 meses y 23 días, que duró su episcopado en la Diócesis, fueron a la vez, intensos y trágicos. Impulsó la pastoral diocesana, predicando é1 mismo todos los domingos. en la misa de 12 en la Catedral; alenta y patrocina la implantación de la CESO (Confederación Española de Sindicatos Obreros), organización promovida por D. Angel Herrera Oria, desde su periódico “El Debate”. El paro obrero, gran azote de la sociedad española de aquellos días, encontró en el Obispo D. Florentino, acogida generosa pobres y enfermos, tanto en Barbastro como en Valladolid, tuvieron en D. Florentino, recursos en sus necesidades,

El 18 de Julio de 1936, estallaba la guerra civil y a los dos días siguientes, fue confinado en su palacio. El día 22, fue formalmente detenido y llevado al colegio de los P. P. Escolapios, habilitado para prisión del clero y religiosos. Desde las ventanas, del entonces salón de actos del colegio, que dan a la Plaza del Ayuntamiento, pudo ver y oir la barbarie de aquellos funestos días.

Al atardecer del día 8 de Agosto, fue trasladado a una celda solita¬ria de la cárcel del Ayuntamiento, en la misma plaza. En los interrogatorios a que fue sometido, le ocasionaron toda suerte de vejaciones, impropias de seres humanos, hasta el punto de cortarle los genitales en medio de todos los allí reunidos, que entre zarandeos y empujones le decían “ no tengas miedo. Si es verdad eso que predicais, irás pronto al cielo”, a lo que el Siervo de Dios, les contestó “sí, y allí rezaré por vosotros”.

A la madrugada le llevaron, junto con otros detenidos, al Cementerio en un camión, donde fueron fusilados, arrojando su cadáver a una fosa común. Al terminar la guerra civil, se efectuó un proceso de identificación de los allí enterrados, D. Florentino fue fácilmente iden¬tificado por las iniciales que marcaban su ropa interior. Exhumados los restos fueron trasladados a la Catedral y depositados en uno de los nichos de la cripta, bajo el Presbiterio, destinados a los obispos de la Diócesis

El 4 de Mayo de 1997, precedido del consiguiente proceso, fue decla¬rado Martir y Beato por su Santidad el Papa actual Juan Pablo II, juntamente con el gitano mártir y Beato, Ceferino Jiménez Malla, El Pelé, fusilado también en el cementerio de Barbastro una semana antes que D. Florentino.

Los venerados restos del Beato Mártir D. Florentino, descansan ahora en la capilla de San Camlos Borromeo en la Catedral, a donde fueron solmnemente trasladados con motivo de su beatificación detrás del altar en un sepulcro nuevo. En la sacristía de esta capilla, se puede contemplar también, un pequeño museo con objetos y escritos del Obispo D. Florentino.