Liturgia y santoral 12/9/14 ML: Bto Apolinar Franco

Memoria Libre: Beato Apolinar Franco, presbítero y mártir
– 1Cor 9, 16-19. 22b-27. Me he hecho todo a todos, para ganar a algunos.
– Sal 83. R. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
– Lc 6, 39-42. ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?
39 Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro.
41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?
42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo”, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano.

SANTORAL:
Nuestra Señora Santa María de Lluc, reina de Mallorca, y Nuestra Señora de la Fuensanta. Santos: Autónomo, Hierónides, Leoncio, Serapión, Selesio, Valeriano, Estratón, Macedonio, Teódulo, Taciano, mártires; Curonato, Sacerdote, Silvino, Juvencio, obispos; Vifredo, abad; Guidón o Guy, confesor; Tobías (padre), Sara (su esposa) y Tobías (hijo) (A. T.).

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Beato Apolinar Franco. Sacerdote y mártir en Japón, de la Primera Orden ( nacio hacia 1570, † 1622). Beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.
Apolinar Franco, nació en Aguilar del Campos (Valladolid), en Castilla la Vieja, de padres nobles y virtuosos. Completó sus estudios en la célebre universidad de Salamanca, donde recibió el grado de doctor, y después tomó el hábito franciscano entre los Hermanos Menores. Fue religioso austero y de alta contemplación. Era el predicador más renombrado en Castilla la Vieja, cuando en 1600 obtuvo de sus superiores licencia para partir a las misiones de Filipinas junto con 50 cohermanos suyos. De allí pasó al Japón, donde su celo y su santidad produjeron abundantes frutos apostólicos.
En 1614 salió el edicto de persecución contra los cristianos, pero él permaneció en su puesto, es más, fue nombrado Ministro Provincial del Japón. En 1617 estaba en Nagasaki y supo que en el reino de Omura no había quedado ni un sacerdote, los cristianos eran numerosos y la persecución violentísima. Sin embargo decidió ir entre ellos. Partió vestido con su hábito religioso; a lo largo del viaje predicó públicamente y convirtió a uno de los verdugos del Beato Pedro de la Asunción. Los bonzos, irritados contra el apóstol de Jesús, lo denunciaron al Gobernador quien el 7 de julio de 1617 lo hizo arrestar y poner en prisión en Omura junto con algunos cristianos japoneses. En aquella prisión pasó cinco años, pero tuvo la fortuna de encontrar carceleros benévolos que le permitieron el contacto con los cristianos. Entre los prisioneros se encontraba uno de sus catequistas, Francisco, quien al saber del arresto del Padre Apolinar, había ido ante el gobernador para reprocharle su crueldad. El gobernador, irritado, lo hizo meter a la cárcel. Allí Fray Apolinar lo recibió como novicio clérigo con el nombre de Fray Francisco de San Buenaventura. Otro cristiano, Pablo, recibió el hábito con el nombre de Fray Pablo de Santa Clara; otros fueron admitidos a la Tercera Orden Franciscana. La prisión para Fray Apolinar se había convertido en convento, donde se practicaba la vida religiosa.
Era esta una verdadera fraternidad en donde se oraba y se elevaban continuamente las alabanzas a Dios. En los primeros días de septiembre de 1622 los Santos Mártires prisioneros de Omura debieron separarse: veinte fueron enviados a Nagasaki para consumar allí su inmolación con el martirio; ocho permanecieron en Omura junto con el Beato Apolinar Franco. Condenados a ser quemados vivos, fueron ejecutados el 12 de septiembre de 1622