Liturgia y santoral 16/11/15 ML: Bto. Edmija (Isidoro)
Memoria libre: Beato Edmija (Isidoro) Primo Rodríguez, mártir
1Macabeos 1,10-15.41-43.54-57.62-64
Una cólera terrible se abatió sobre Israel
En aquellos días, brotó un vástago perverso: Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén, y subió al trono el año ciento treinta y siete de laera seléucida. Por entonces hubo unos israelitas apóstatas que convencieron a muchos: “¡Vamos a hacer un pacto con las naciones vecinas, pues, desde que nos hemos aislado, nos han venido muchas desgracias!” Gustó la propuesta, y algunos del pueblo se decidieron a ir al rey. El rey los autorizó a adoptar las costumbres paganas, y entonces, acomodándose a los usos paganos, construyeron un gimnasio en Jerusalén; disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, emparentaron con los paganos y se vendieron para hacer el mal.
El rey Antíoco decretó la unidad nacional para todos sus súbditos de su imperio, obligando a cada uno a abandonar su legislación particular. Todas las naciones acataron la orden del rey, e incluso muchos israelitas adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. El día quince del mes de Casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey mandó poner sobre el altar un ara sacrílega, y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno: quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas; los libros de la Ley que encontraban, los rasgaban y los echaban al fuego, al que le encontraban en casa un libro de la alianza y al que vivía de acuerdo con la Ley, lo ajusticiaban, según el decreto real.
Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros; prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la alianza santa. Y murieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.
Salmo responsorial: 118
Dame vida, Señor, para que observe tus decretos.
Sentí indignación ante los malvados, / que abandonan tu voluntad. R.
Los lazos de los malvados me envuelven, / pero no olvido tu voluntad. R.
Líbrame de la opresión de los hombres, / y guardaré tus decretos. R.
Ya se acercan mis inicuos perseguidores, / están lejos de tu voluntad. R.
La justicia está lejos de los malvados, / que no buscan tus leyes. R.
Viendo a los renegados, sentía asco, / porque no guardan tus mandatos. R.
Lucas 18,35-43
¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea otra vez
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: “Pasa Jesús Nazareno.” Entonces gritó: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” Él dijo: “Señor, que vea otra vez.” Jesús le contestó: “Recobra la vista, tu fe te ha curado.” En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
SANTORAL:
Santa María Salud de los enfermos; Rufino, Marcos, Valerio, Epidio, Marcelo, Eustoquio, Alfonso Rodríguez, mártires; Euquerio, Fidencio, obispos; Otmaro, abad; Roque González, presbítero, Álvaro Rodríguez, Juan del Castillo y compañeros mártires; Edmundo, obispo; Beato Edmija (Isidoro) Primo Rodríguez, mártir; Beatos Aurelio María y compañeros mártires; Otamaro, abad.
Poco tiempo después del comienzo de la guerra civil en España, en 1936, el Frente Popular (socialista y comunistas) en la Provincia de Almería dio orden de arrestar a todos los enemigos de la revolución, en particular los sacerdotes y los religiosos. Cinco de los Hermanos fueron detenidos en su escuela, y los otros dos en la calle cuando iban a echar al correo cartas para su familia.
Con muchos otros, estos prisioneros fueron encerrados en prisiones improvisadas, donde fueron sometidos a privaciones, malos tratos y burlas.
La noche del 29 de agosto, dos obispos y otras 15 personas fueron llevadas a un lugar aislado, donde los pusieron en fila y los fusilaron. La noche siguiente, 30 de agosto, los Hermanos Hedmigio, Amalio y Valerio fueron transportados a los alrededores de Tabernas donde fueron asesinados de un balazo en la cabeza y sus cuerpos fueron arrojados en un pozo profundo. El 8 de septiembre, los Hermanos Evencio y Teodomiro fueron fusilados cerca de la carretera y sus cuerpos quedaron abandonados allí mismo. Los Hermanos Aurelio y José corrieron la misma suerte el 12 de septiembre; sus cuerpos fueron también echados a un pozo. Los obispos y los Hermanos fueron condenados a muerte sin juicio, por el crimen de haber profesado y enseñado la fe católica.
• Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez)
• Nacido en Adalia, España, el 4 de abril de 1881