Liturgia y santoral 16/3/14 II DOMINGO CUARESMA

II DOMINGO DE CUARESMA
– Gén 12, 1-4a. Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios.
– Sal 32. R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
– 2Tim 1, 8b-10. Dios nos llama y nos ilumina.
– Mt 17, 1-9. Su rostro resplandecía como el sol.
1 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.»
6 Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
7 Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo.»
8 Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
9 Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»

SANTORAL:
Santos: Hilario, Agapito, Patricio, Heriberto, Bonifacio, Queritano, Gregorio de Armenia, Vicente de Kadlubeck, Juan de Sordio, obispos; Taciano, diácono; Félix, Dionisio, Largo, Esmaragdo, Julián, Petronila, Columba, Damián, Valentín, Papas, mártires; Abraham, eremita; Eusebia, abadesa; Hugo, abad; Pedro Tecelato (beato).

Imagen
San Abraham, solitario y eremita, Siria, 370. Debió de nacer en Edesa, en la Mesopotamia del norte, y el primer episodio que conocemos de su vida es extraño y escandaloso: en su noche de bodas abandonó a la novia y huyó muy lejos, hasta la región del Helesponto, lo que hoy llamamos estrecho de los Dardanelos, para convertirse en penitente ermitaño. Allí, en una gruta vivió diez años en la más completa soledad, sin más que un manto y un cilicio para vestirse, una estera para dormir, un vaso para beber un poco de agua y hierbas crudas del campo por todo alimento. El obispo de Lampsaco -hoy Lapseki (Turquía)- le suplicó que evangelizara en los pueblos que abundaba el paganismo. El eremita, muy a pesar suyo, acabó aceptando tal misión, y después de ser ordenado de sacerdote, se dirigió hacia allí. Lo primero que hizo fue levantar una suntuosa iglesia, para que el verdadero Dios tuviese una casa digna de Él, y luego destruyó los ídolos a los que tan apegados estaban los indígenas; los indígenas no pararon de maltratarlo con todo lo que tenían hasta que muriera, pero lleno del amor de Dios siguió predicando hasta que se convirtieran y así fue. El les instruyó en la fe, bautizó a un millar de personas y en seguida huyó a su gruta para seguir viviendo hasta su muerte en la bendita soledad con Dios.