Liturgia y santoral 17/12/14 MIÉRCOLES
FERIA
– Gén 49, 1-2. 8-10. No se apartará de Judá el cetro.
– Sal 71. R. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
– Mt 1, 1-17. Genealogía de Jesucristo, hijo de David.
1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos,
3 Judá engrendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram,
4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón,
5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé,
6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón,
7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf,
8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías,
9 Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías,
10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías,
11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.
12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel,
13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor,
14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud,
15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob,
16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.
17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
SANTORAL:
Santos: Lázaro, obispo; Azarías, Ananías, Misael, mártires; Egil, Florián, Cristóbal, confesores; Olimpíades, viuda; Bega, abadesa; Mainardo, Esturnio, abades; Judi, Yolanda (Violante), priora; Beato José Manyanet, fundador de los RR. Hijos de la Sagrada Familia.
SAN LÁZARO S. I
Es el protagonista de un milagro clamoroso del Evangelio, la resurrección del hospitalario Lázaro de Betania, hermano de Marta y María; cuando hace varios días que está sepultado y, como dicen a Jesús, «ya hiede», le llama el Maestro, ¡Lázaro, sal fuera!, y el cadáver recobra vida y aparece ante el pasmo de todos devuelto a la luz.
En torno a la figura de Lázaro la leyenda cristiana inventará mil historias poéticas y confusas; se le confunde con el mendigo homónimo de la parábola del rico Epulón y su nombre ampara los lazaretos o asilos para leprosos, se le hace viajar al sur de Francia, junto con las tres Marías, y allí evangeliza las bocas del Ródano con dignidad de obispo (así se le menciona sorprendentemente en el santoral: Lázaro, obispo) hasta morir mártir.
Todo eso es fantasía que adorna el hecho estupendo de una resurrección que ha hecho soñar a tantos: ¿cómo podía vivir de nuevo entre nosotros después de haber estado en el mundo de ultratumba? ¿Con qué desengañados ojos que han visto el más allá podía contemplar Lázaro el cotidiano trajín de su casa familiar de Betania?
Pero en el fondo san Lázaro, obispo o no, nos impresiona más que por haber provocado el gran milagro por una circunstancia especialísima que se menciona antes del hecho: Jesús le amaba, le amaba mucho, y lloró desconsoladamente ante su tumba. Jesús llorando ante todos por un amigo al que amaba.
¿Cómo debía de ser Lázaro para que Él llorase su muerte, para que le amase tanto? Sin duda era un hombre de bondad extraordinaria, un corazón hondo y generoso que despertó ese amor cuyos ecos resuenan en el Evangelio como para recordarnos la fibra humana y conmovida del Hijo de Dios que primero llora por la muerte de su amigo y luego, con unas breves e imperiosas palabras repite, ahora desde la muerte, el milagro de la creación, haciendo vivir