Liturgia y santoral 17/4/16 IV DOMINGO PASCUA

IV DOMINGO DE PASCUA
Hechos de los apóstoles 13, 14. 43-52
Sabed que nos dedicamos a los gentiles
En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios.
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: “Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra.””
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio.
Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Salmo responsorial: 99
R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
“El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades.” R.
Apocalipsis 7, 9. 14b-17
El Cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas
Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo:
– “Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.
Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo.
El que se sienta en el trono acampará entre ellos.
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.”
Juan 10, 27-30
Yo doy la vida eterna a mis ovejas
En aquel tiempo, dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre.
Yo y el Padre somos uno.”

SANTORAL:
Santos: Aniceto, papa; Landricio, abad; Elías, presbítero y mártir; Pablo, Isidoro, monjes y mártires; Mapálico, Marciano, Fortunato, Hermógenes, mártires; Inocencio, Pantágato, Inocencio, obispos; Pedro, diácono; Esteban, Roberto, abades; Acacio, Juan de Sordi, confesores; Potenciana, virgen; Mariana de Jesús Navarro, Clara de Ganibacorti, Rudolfo niño, beatos.

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San Aniceto (Emesa, ha. 98 – Roma, 166), Papa n.º 11 de la Iglesia católica de 155 a 166.1
En los inicios de su pontificado recibió en Roma a Policarpo de Esmirna, obispo de Esmirna, que había sido discípulo de Juan el Apóstol y maestro de Ireneo de Lyon, al objeto de establecer la fecha de celebración de la Pascua. Policarpo, y la Iglesia oriental en su conjunto, entendía que la celebración debía realizarse el día 14 del mes de Nisán independientemente del día de la semana en que cayera. Esta postura que seguía la tradición johánica y que suponía celebrar la Pascua de Resurrección el mismo día que los judíos, es conocida como práctica «cuartodecimal» y no era considerada por el papa Aniceto como correcta ya que entendía, junto a la Iglesia occidental, que la Pascua debía celebrarse el domingo siguiente al día 14 de Nisán.
Según el relato que Ireneo de Lyon hace de esta visita, parece ser que Aniceto no pudo convencer a Policarpo, ya que este basó su postura en que «Juan y los demás apóstoles con quienes él había vivido» celebraban la Pascua de dicho modo. A pesar de las diferencias entre ambos no hubo ruptura entre ambos y el papa permitió al santo seguir celebrando la Pascua según la tradición oriental.
Trabó amistad con el apologista Justino junto a quien falleció en 166 tras sufrir martirio durante las persecuciones del emperador Marco Aurelio.
Parece ser que condenó la doctrina montanista, y que se enfrentó a los gnósticos y a los marcionistas, aunque no existen documentos históricos que acrediten estas actuaciones, ya que, según el Liber Pontificalis prohibió a los clérigos que llevaran el cabello largo, lo que supondría una forma de separarse de los gnósticos que, al parecer, tenían esta costumbre.