Liturgia y santoral 19/9/16 ML: S. JENARO

Memoria libre: SAN JENARO, obispo y mártir


Proverbios 3, 27-34
El Señor aborrece al perverso
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: “Anda, vete; mañana te lo daré.” No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.
Salmo responsorial: 14
El justo habitará en tu monte santo, Señor.
El que procede honradamente / y practica la justicia, / el que tiene intenciones leales / y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo / ni difama al vecino, / el que considera despreciable al impío / y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura / ni acepta soborno contra el inocente. / El que así obra nunca fallará. R.
Lucas 8, 16-18
El candil se pone en el candelero para que los que entran tengan luz
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: “Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener”.

SANTORAL:
Santos: Jenaro, obispo y mártir; Teodoro, Eustoquio, Secuano, obispos; Festo, Sosio, Próculo, diáconos; Desiderio, Félix, Constancia, Eustoquio, Acucio, Trófimo, Sabacio, Dorimedonte, Peleo, Nilo, Elías, mártires; Pomposa, virgen y mártir; María de Cervellón, Emilia María Guillermina Rodat, fundadora de las HH. de la Sagrada Familia; Alfonso de Orozco (beato), presbítero; María de Cervellón o de Socors, fundadora.

Imagen
SAN JENARO +305
San Jenaro, obispo de Benevento, padeció el martirio en Puzzol el año 305 junto con otros seis cristianos: Festo, diácono; Desiderio, lector de la iglesia de Benevento; Socio, diácono de Misene; Próculo, diácono de Puzzol, y dos seglares de esta misma ciudad, Eutiquio y Acucio. Según el examen de sus reliquias efectuado en 1964, Jenaro parece que fue un joven (alrededor de treinta y cinco años), de buena estatura. Fue decapitado a las afueras de la ciudad y su cuerpo se depositó no lejos de Puzzol, pero en territorio de Nápoles, en Marciano. Entre el 413 y 431 fueron transportadas sus reliquias a las afueras de Nápoles, a las catacumbas que llevan su nombre y que son, sin lugar a dudas, el más importante de los cementerios paleocristianos de los alrededores de Roma. A partir de esta época se honraba ya a San Jenaro como patrono protector de la ciudad de Nápoles, que ha acudido siempre a él en el correr de los siglos en los momentos de peligro, en especial con ocasión de las catastróficas erupciones del Vesubio. Hacia el año 831, un príncipe Benevento se apoderó de las reliquias del Santo y se las llevó; pero en 1497 volvieron a Nápoles, en cuya catedral reciben veneración. Por ese tiempo, hacía ya un siglo que se había producido el célebre «milagro de la sangre de San Jenaro» (atestado desde 1389). Desde la Alta Edad Media, el culto de este Santo Mártir – superó ampliamente las fronteras de la Compañía alcanzando a todos los continentes. Uno de los parajes más bellos del universo, la bahía de Río de Janeiro, da testimonio a la popularidad de que goza en la América latina