Liturgia y santoral 2/6/14 ML: Ss MARCELINO y PEDRO

M. libre: SAN MARCELINO Y SAN PEDRO, mártires
– Hch 19, 1-8. ¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?
– Sal 67. R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
– Jn 16, 29-33. Tened valor: yo he vencido al mundo.
29 Le dicen sus discípulos: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola.
30 Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios.»
31 Jesús les respondió: «¿Ahora creéis?
32 Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33 Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.»

SANTORAL:
Santos: Marcelino, Pedro, Erasmo (Elmo, Telmo), Bíblides, Atalo, Alejandro, Vetio, Epagato, Maturo y Pontico, Amelia, mártires; Potino, Blandina, y los 48 mártires de Lyon; Eugenio I, papa; Nicolás Peregrino, confesor; Esteban, Dictinio, obispos; Ulrico, Juan de Ortega, eremitas.

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Santos Marcelino y Pedro, Mártires Año 304
El primero de estos dos santos mártires era un sacerdote muy estimado en Roma, y el segundo era un fervoroso cristiano que tenía el poder especial de expulsar demonios. Fueron llevados a prisión por los enemigos de la religión, pero en la cárcel se dedicaron a predicar con tal entusiasmo que lograron convertir al carcelero y a su mujer y a sus hijos, y a varios prisioneros que antes no eran creyentes. Disgustados por esto los gobernantes les decretaron pena de muerte.
A Marcelino y Pedro los llevaron a un bosque llamado “la selva negra”, y allá los mataron cortándoles la cabeza y los sepultaron en el más profundo secreto, para que nadie supiera dónde estaban enterrados. Pero el verdugo, al ver lo santamente que habían muerto se convirtió al cristianismo y contó dónde estaban sepultados, y los cristianos fueron y sacaron los restos de los dos santos, y les dieron honrosa sepultura. Después el emperador Constantino construyó una basílica sobre la tumba de los dos mártires, y quiso que en ese sitio fuera sepultada su santa madre, Santa Elena.
Las crónicas antiguas narran que ante los restos de los santos Marcelino y Pedro, se obraron numerosos milagros. Y que las gentes repetían: “Marcelino y Pedro poderosos protectores, escuchad nuestros clamores”.