Liturgia y santoral 2/7/14 MIÉRCOLES

FERIA
– Am 5, 14-15. 21-24. Retirad de mi presencia el estruendo del canto; fluya la justicia como arroyo perenne.
– Sal 49. R Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
– Mt 8, 28-34. ¿Has venido a atormentar a los demonios antes de tiempo?
28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino.
29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.
31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos.»
32 El les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas.
33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados.
34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.

SANTORAL:
Santos: Proceso y Martiniano, Adiosdado, Aristón, Crescenciano, Eutiquiano, Urbano, Juvenal, Longinos, Félix, Marcia, Felicísimo, Justo, Vidal, Sinforosa, mártires; Swintino, Odón, Agapio, obispos; Ciro, Francisco de Jerónimo, Bernardino Realino, Juan Maunoir, Antonio Balducci, confesores; Moneguindis, solitaria.

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Santos Proceso y Martiniano
Entre los muchos cristianos que sufrieron martirio en tiempos del emperador Nerón, los Santos Mártires Proceso y Martiniano gozaron de privilegio singular, y es que fueron bautizados por San Pedro. Según narra el cardenal Baronio en sus Anales, apoyándose en diversos martirologios, San Proceso y San Martiniano figuraban entre los soldados que custodiaban a los santos apóstoles Pedro y Pablo en la cárcel Mamertina de Roma, encerrados allí por el emperador Nerón. Proceso y Martiniano, viendo los muchos milagros que obraban los santos apóstoles, pues sanaban a muchos enfermos y endemoniados, oyendo su celestial doctrina y alumbrados por luz sobrenatural, decidieron hacerse cristianos.
Así lo declararon a los apóstoles, manifestándoles su deseo, de que los bautizasen.

San Pedro los acogió gozosamente y confirmó en su propósito. Según la tradición, como no hubiese allí agua para bautizarlos, hizo la señal de la cruz en la roca que servía de cimiento la cárcel y al momento brotó una fuente que perdura hasta hoy. Con agua de esta fuente fueron bautizados Proceso y Martiniano así, los soldados de Nerón se convirtieron en intrépidos soldados de Cristo. Con ellos se convirtieron otros 47, atraídos por su ejemplo y decisión.
El juez Paulino, al ver que se habían hecho cristianos, los hizo prender. Con muchas promesas y halagos intentó persuadirles que no cometieran aquella locura y que adorasen a los dioses del imperio romano, en cuya religión se habían criado, porque así serían honrados y bien tratados. Si no lo hacían, se exponían a perder la honra y la vida. Viendo que no podía convencerles por las buenas, mandó torturarles de diversas maneras. Mandó después traer un ídolo de Júpiter para que lo adorasen, lo que rehusaron Proceso y Martiniano. Pasó después Paulino a otros tormentos, entre otros abrasarles con planchas de hierro encendidas.
Mientras los mártires resistían impávidos, su torturador el juez Paulino murió. Enfurecido su hijo Pomponio, y achacándolo a hechizos y magias de los mártires, dio parte a Nerón, y el emperador encargó a Cesáreo, prefecto de la ciudad, que les hiciese morir. Así se cumplió la sentencia. Fueron degollados en la Vía Aurelia. Era el 2 de julio del año 69. Abandonados sus venerables restos en el campo, una Santa y noble matrona romana, llamada Lucida, los recogió, los ungió con ungüentos aromáticos y los enterró en una heredad que tenía en las cercanías. Después fueron trasladados a una iglesia que fue edificada en su honor, y por fin, fueron honrosamente colocados en la iglesia dedicada a San Pedro. Su sepulcro era muy venerado, y el Señor se servía de la intercesión de estos Santos mártires para conceder gracias a sus devotos y realizar muchos milagros entre todos los necesitados que acudían a ellos. El Papa San Gregorio decía en una homilía en honor de estos mártires: “A los cuerpos de estos Santos vienen los enfermos, y vuelven sanos. Vienen los que han jurado falso, y son afligidos del demonio. Vienen los endemoniados, y quedan libres.