Liturgia y santoral 2/8/16 ML: S. EUSEBIO VERCELLI

Memoria libre: SAN EUSEBIO DE VERCELLI, obispo
Jeremías 30, 1-2. 12-15. 18-22
Por la muchedumbre de tus pecados te he tratado así. Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob
Palabra que Jeremías recibió del Señor: “Así dice el Señor, Dios de Israel: “Escribe en un libro todas las palabras que he dicho. Porque así dice el Señor: “Tu fractura es incurable, tu herida está enconada; no hay remedio para tu llaga, no hay medicinas que te cierren la herida. Tus amigos te olvidaron, ya no te buscan, porque te alcanzó el golpe enemigo, un cruel escarmiento, por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados.
¿Por qué gritas por tu herida? Tu llaga es incurable; por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados, te he tratado así.” Así dice el Señor: “Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas; sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad, su palacio se asentará en su puesto. De ella saldrán alabanzas y gritos de alegría.
Los multiplicaré, y no disminuirán; los honraré, y no serán despreciados. Serán sus hijos como en otro tiempo, la asamblea será estable en mi presencia. Castigaré a sus opresores. Saldrá de ella un príncipe, su señor saldrá de en medio de ella; me lo acercaré y se llegará a mí, pues, ¿quién, si no, se atrevería a acercarse a mí? -oráculo del Señor-. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.””
Salmo responsorial: 101
El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Los gentiles temerán tu nombre, / los reyes del mundo, tu gloria. / Cuando el Señor reconstruya Sión, / y aparezca su gloria, / y se vuelva a las súplicas de los indefensos, / y no desprecie sus peticiones. R.
Quede esto escrito para la generación futura, / y el pueblo que será creado alabará al Señor. / Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, / desde el cielo se ha fijado en la tierra, / para escuchar los gemidos de los cautivos / y librar a los condenados a muerte. R.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros, / su linaje durará en tu presencia. / Para anunciar en Sión el nombre del Señor, / y su alabanza en Jerusalén, / cuando se reúnan unánimes los pueblos / y los reyes para dar culto al Señor. R.
Mateo 14, 22-36
Mándame ir hacia ti andando sobre el agua
Después que sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaron a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento les era contrario.
De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: “¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”. El le dijo: “Ven”. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: “Señor, sálvame”. En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: “Realmente eres Hijo de Dios”. Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.

SANTORAL:
Nuestra Señora de los Ángeles.Santos: Eusebio de Vercelli, obispo; Esteban, papa; Máximo, Auspicio, Eufronio, Pedro de Osma, obispos; Catalina, Teódota, Evodio, Rutilio, mártires; Guillermo, abad; Juana de Aza y Pedro Fabro

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San Eusebio, primer obispo de Vercelli:
Nació en Cerdeña, Italia. Al morir su padre, su madre lo llevó a vivir a Roma, donde el Papa Liberio lo tomó bajo su protección, lo educó y lo ordenó de sacerdote. Poco después en la ciudad de Vercelli, al norte de Italia, murió el obispo, y el pueblo y los sacerdotes proclamaron a Eusebio como el nuevo obispo, por su santidad y sus muchos conocimientos.

San Ambrosio dice que el obispo Eusebio de Vercelli fue el primero en Occidente al cual se le ocurrió organizar a sus sacerdotes en grupos para formarse mejor y ayudarse y animarse a la santidad. Para este santo su más importante labor como obispo era tratar de que sus sacerdotes llegaran a la santidad. Fue obispo de Vercelli por 28 años.

Una de sus grandes preocupaciones era instruir al pueblo en religión. Y él mismo iba de parroquia en parroquia instruyendo a los feligreses.

En aquellos tiempos se estaba extendiendo una terrible herejía llamada Arrianismo, que enseñaba que Cristo no era Dios. Los más grandes santos de la época se opusieron a tan tremendo error, pero el jefe de gobierno, llamado Constancio, la apoyaba. Hicieron entonces una reunión de obispos en Milán, para discutir el asunto, pero Eusebio al darse cuenta de que el ejercito del emperador iba a obligarlos a decir lo que él no aceptaba, no quiso asistir. Constancio le ordenó que se hiciera presente, y el santo le avisó que iría, pero que no aceptaría firmar ningún error. Y así lo hizo. A pesar de que hereje emperador lo amenazó con la muerte, él no quiso aceptar el que Jesucristo no sea Dios, por esto fue desterrado.

Fue llevado encadenado hasta Palestina y encerrado en u cuartucho miserable. Los herejes lo arrastraron por las calles y lo insultaron, pero él seguía proclamando que Jesucristo sí es Dios. En una carta suya cuenta los espantosos sufrimientos que tuvo que padecer por permanecer fiel a su santa religión, y expresa su deseo de poder morir sufriendo por el Reino de Dios.

Al morir Constancio, su sucesor decretó la libertad de Eusebio y éste pudo volver a su amada diócesis de Vercelli. San Jerónimo dice que toda la ciudad sintió enorme alegría por su llegada y que su vuelta fue como el termino de un tiempo de luto y dolor.

EL resto de su vida lo empleó junto con grandes santos como San Atanasio y San Hilario en atacar y acabar la herejía de los arrianos, y en propagar por todas partes la santa religión. Murió el 1 de agosto del año 371.

La Iglesia lo considera mártir, no porque haya muerto martirizado, sino porque en sus tiempos de prisión tuvo que soportar sufrimientos horrorosos, y los supo sobrellevar con gran valentía.

El repetía: ” Puedo equivocarme en muchas cosas, pero jamás quiero dejar de pertenecer a la verdadera religión”.