Liturgia y santoral 21/9/14 XXV DOMINGO ORDINARIO

XXV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO
– Is 55, 6-9. Mis planes no son vuestros planes.
– Sal 144. R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
– Flp 1, 20c-24. 27a. Para mí, la vida es Cristo.
– Mt 20, 1-16. ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.
2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados,
4 les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.”
5 Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.
6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontar a otros que estaban allí, les dice: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?”
7 Dícenle: “Es que nadie nos ha contratado.” Díceles: “Id también vosotros a la viña.”
8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: “Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.”
9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.
10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno.
11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
12 diciendo: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.”
13 Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?
14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.
15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?”.
16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»

SANTORAL:
Santos: Mateo, Apóstol y evangelista, patrono de aduaneros, loteros, expendedurías de tabaco y recaudadores de Hacienda; Alejandro, Isacio, Melecio, obispos; Pánfilo, Eusebio, mártires; Bernarda de Tarantasia, Ifigenia, vírgenes; Néstor, confesor; Gregorio, monje; Jonás, profeta.

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SAN MATEO SIGLO I
San Mateo es una figura familiar entre los Apóstoles. Su evangelio es el que, gracias a sus referencias constantes a las profecías mesiánicas, da mayor luz sobre la continuidad de las dos Alianzas. Además, su misma vocación constituye uno de los episodios más populares de la vida de Jesús, en razón de la personalidad del llamado – un recaudador de impuestos- y de la revelación del amor salvífico que corona el relato. Mateo es llamado por Marcos y Lucas con su nombre judío de Leví, y Marcos precisa que era «hijo de Alfeo» (Mc. 2, 14). En razón de su profesión, los judíos de la estricta observancia le dejaban al margen de sus relaciones, puesto que pesaba sobre él un entredicho religioso. Por lo mismo, no deja de llamar la atención tanto la llamada de Jesús como la generosidad de la respuesta de Mateo: al punto se levanta y «lo abandona todo» (Lc. 5, 28). Tras esto, el banquete de la amistad, en el que el publicano convertido en apóstol reúne en torno a su mesa, junto con Jesús, a sus amigos antiguos y nuevos, en cuya ocasión se deja oír la voz del Señor: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
Mateo, además de apóstol, es evangelista. Su Evangelio, posterior al de Marcos, sigue el mismo esquema que Marcos. Pero inserta también gran cantidad de material nuevo, la mitad de su Evangelio. El amable recaudador supo ahora recoger con cariño y precisión las palabras de Jesús. Antes de alejarse, como los demás apóstoles, a predicar el Evangelio, quiso dejarnos escrito lo que él había visto y oído al Maestro.
Mateo escribió en arameo, la lengua de Jesús. Hoy sólo tenemos la traducción griega, pero aparece en muchos detalles su origen semita, como cuando habla de las tradiciones mosaicas y del templo donde se paga la menta y el comino, de las filacterias, del gusto de los escribas por llamarse Rabbí, y por las palabras arameas raca córbona, gábbata y otras.
Escribiría su Evangelio unos quince años después de la muerte de Jesús. Como Marcos y Lucas, reproduce en su Evangelio la enseñanza apostólica que durante tres lustros han predicado los apóstoles acerca de Jesús.
Mateo dirige su Evangelio a los israelitas convertidos. Por eso presenta a Jesús como el Mesías anunciando en el Antiguo Testamento, en el que se cumplen las profecías. Es el que ha conservado más palabras de Jesús. Utiliza mucho la expresión “reino de Dios o reino de los cielos” y presenta a la Iglesia como poseedora de los privilegios que tenía Israel .
Según los Bolandistas, San Mateo se trasladó a Etiopía a predicar el Evangelio. Realizó muchos milagros y se convirtieron al cristianismo la familia real, la corte y el pueblo. Probablemente predicó también en Persia. Según una tradición muy antigua, murió martirizado un 21 de septiembre. Su cuerpo fue trasladado a Salerno por orden del Gregorio VII