Liturgia y santoral 23/11/18 ML: S. CLEMENTE I
Memoria libre: SAN CLEMENTE I, papa y mártir
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (10,8-11):
Yo, Juan, escuché la voz del cielo que se puso a hablarme de nuevo diciendo:
«Ve a tomar el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra».
Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. Él me dice:
«Toma y devóralo; te amargará en el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel».
Tomé el librito de mano del ángel y lo devoré; en mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor.
Y me dicen:
«Es preciso que profetices de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos».
Salmo
Sal 118,14.24.72.103.111.131
R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
V/. Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.
V/. Tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R/.
V/. Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
V/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R/.
V/. Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R/.
V/. Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,45-48):
EN aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
SANTORAL:
• San Anfiloquio, Santa Lucrecia de Mérida, Santa Cecilia Yu So-sa, San Clemente, San Clemente obispo, San Columbano, Santa Felicidad, San Gregorio obispo, San Gregorio obispo, Santa Mustiola, San Severino recluso, San Sisinio, San Trudón.
• Beata Margarita de Saboya, Beata María Cecilia Cendoya y Araquistain, Beato Miguel Agustín Pro, Beata Teresa de Jesús.
San Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro (después de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101. El año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas de San Pedro). En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: “el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra”). Por ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de Rusia) y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas dicen que estos le decían: “Ruega por nosotros Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo”. San Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos. Las Actas antiguas añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció allí muy cerca una fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones más. Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla. San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de San Clemente, los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna, y allá se conservan. Oremos por nuestro actual Pontífice, para que a imitación de San Clemente y los demás Pontífices santos que ha tenido la Iglesia Católica, sepa guiar sabiamente a los que seguimos la santa religión de Cristo.