Liturgia y santoral 24/12/13 MARTES
FERIA
– 2Sam 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16. El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor.
– Sal 88. R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
– Lc 1, 67-79. Nos visitará el sol que nace de lo alto.
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
SANTORAL:
Santos: Gregorio, presbítero y mártir; Luciano, Metrobio o Metropio, Pablo, Teótimo, Druso, Cenobio, Eutimio, mártires; Annón, confesor; Irmina, Társula (Tarsila), vírgenes; Bonifacio, Castorino, Delfín, obispos; Adela de Tréveris, abadesa.
Gregorio, presbítero y mártir († a. 303)
Presbítero que murió mártir en la persecución de Diocleciano a comienzos del siglo IV.
En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.
En la península itálica, en la Umbría, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y, de hecho, las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de miras.
Pero, por lo que se ve, no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de «ser rebelde a los dioses». Afirma que solo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en el año 303.
Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro… hay que saber contra qué o contra quién. Porque –a la postre y para ser justos en el juicio– todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el «status».
No siempre «ser como los demás» es signo de «estar en la verdad».
A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar. ¡A que no!