Liturgia y santoral 24/4/16 V DOMINGO PASCUA
V DOMINGO DE PASCUA
Hechos de los apóstoles 14, 21b-27
Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos
En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
Salmo responsorial: 144
Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R,
Apocalipsis 21, 1-5a
Dios enjugará las lágrimas de sus ojos
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: “Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.” Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Todo lo hago nuevo.”
Juan 13, 31-33a. 34-35
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.”
SANTORAL:
Santos: Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir; Roberto, Benito Menni Figini, fundadores; María Eufrasia Pelletier, fundadora; Sabas, Alejandro, Eusebio, Neón, Leoncio, Longinos, mártires; Melito, Gregorio, Honorio, obispos; Egberto, presbítero; Diosdado, abad; Bova y Dova, abadesas; Daniel, anacoreta; Wilfrido, arzobispo; Francisco Colmenario, beato.
San Fidel. Era éste un sacerdote capuchino, conocido también con el nombre de Marcos Rey. Desde joven empezó a llevar una vida de penitencia y también fue conocida su vocación de servicio y defensa a los más pobres por lo que el pueblo lo llamó “el abogado de los pobres”. Por orden de sus superiores, San Fidel fue enviado con otros ocho capuchinos a predicar a los swinglianos de Grions, misión que aceptó gustosamente, pese a las amenazas de los protestantes de aquella región.
Las conversiones numerosas que el santo conseguía a diario se debían, sin duda, tanto a las largas horas de la noche que dedicaba a la oración, como a sus sermones e instrucciones cotidianos. Encolerizados de sus prodigios, los protestantes empezaron a hostigar al religioso, poniendo a la población en su contra. Enterado de lo sucedido, San Fidel pasó varias noches de oración ante el Santísimo Sacramento, para luego dirigirse a las aldeas aledañas. Cuando se dirigía a Grüsch, fue atacado por un puñado de hombres armados, quienes le exigieron que abjurarse de la fe católica, pero el santo se negó rotundamente por lo que fue derribado a tierra y acabado a puñaladas.