Liturgia y santoral 2/7/13 MARTES

FERIA
– Gén 19, 15-29. El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego.
– Sal 25. R. Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad.
– Mt 8, 23-27. Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: “¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!” Él les dijo: “¡Cobardes! ¡Qué poca fe!” Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: “¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!”

SANTORAL:
Santos: Proceso y Martiniano, Adiosdado, Aristón, Crescenciano, Eutiquiano, Urbano, Juvenal, Longinos, Félix, Marcia, Felicísimo, Justo, Vidal, Sinforosa, mártires; Swintino, Odón, Agapio, obispos; Ciro, Francisco de Jerónimo, Bernardino Realino, Juan Maunoir, Antonio Balducci, confesores; Moneguindis, solitaria.

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Santos Proceso y Martiniano
Entre los muchos cristianos que sufrieron martirio en tiempos del emperador Nerón, los Santos Mártires Proceso y Martiniano gozaron de privilegio singular, y es que fueron bautizados por San Pedro. Según narra el cardenal Baronio en sus Anales, apoyándose en diversos martirologios, San Proceso y San Martiniano figuraban entre los soldados que custodiaban a los santos apóstoles Pedro y Pablo en la cárcel Mamertina de Roma, encerrados allí por el emperador Nerón. Proceso y Martiniano, viendo los muchos milagros que obraban los santos apóstoles, pues sanaban a muchos enfermos y endemoniados, oyendo su celestial doctrina y alumbrados por luz sobrenatural, decidieron hacerse cristianos.
Así lo declararon a los apóstoles, manifestándoles su deseo, de que los bautizasen.

San Pedro los acogió gozosamente y confirmó en su propósito. Según la tradición, como no hubiese allí agua para bautizarlos, hizo la señal de la cruz en la roca que servía de cimiento la cárcel y al momento brotó una fuente que perdura hasta hoy. Con agua de esta fuente fueron bautizados Proceso y Martiniano así, los soldados de Nerón se convirtieron en intrépidos soldados de Cristo. Con ellos se convirtieron otros 47, atraídos por su ejemplo y decisión.
El juez Paulino, al ver que se habían hecho cristianos, los hizo prender. Con muchas promesas y halagos intentó persuadirles que no cometieran aquella locura y que adorasen a los dioses del imperio romano, en cuya religión se habían criado, porque así serían honrados y bien tratados. Si no lo hacían, se exponían a perder la honra y la vida. Viendo que no podía convencerles por las buenas, mandó torturarles de diversas maneras. Mandó después traer un ídolo de Júpiter para que lo adorasen, lo que rehusaron Proceso y Martiniano. Pasó después Paulino a otros tormentos, entre otros abrasarles con planchas de hierro encendidas.
Mientras los mártires resistían impávidos, su torturador el juez Paulino murió. Enfurecido su hijo Pomponio, y achacándolo a hechizos y magias de los mártires, dio parte a Nerón, y el emperador encargó a Cesáreo, prefecto de la ciudad, que les hiciese morir. Así se cumplió la sentencia. Fueron degollados en la Vía Aurelia. Era el 2 de julio del año 69. Abandonados sus venerables restos en el campo, una Santa y noble matrona romana, llamada Lucida, los recogió, los ungió con ungüentos aromáticos y los enterró en una heredad que tenía en las cercanías. Después fueron trasladados a una iglesia que fue edificada en su honor, y por fin, fueron honrosamente colocados en la iglesia dedicada a San Pedro. Su sepulcro era muy venerado, y el Señor se servía de la intercesión de estos Santos mártires para conceder gracias a sus devotos y realizar muchos milagros entre todos los necesitados que acudían a ellos. El Papa San Gregorio decía en una homilía en honor de estos mártires: “A los cuerpos de estos Santos vienen los enfermos, y vuelven sanos. Vienen los que han jurado falso, y son afligidos del demonio. Vienen los endemoniados, y quedan libres.