Liturgia y santoral 29/4/14 Fiesta: Sta. CATALINA SIENA

Fiesta: SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora, patrona de Europa
– 1Jn 1, 5-2, 2. La Sangre de Jesús nos limpia los pecados.
– Sal 102. R. Bendice, alma mía, al Señor.
– Mt 11, 25-30. Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla.
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos
y las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre,
y nadie conoce al Hijo más que el Padre,
y nadie conoce al Padre sino el Hijo
y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
y yo os aliviaré.
Cargad con mi yugo y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón,
y encontraréis vuestro descanso.
Porque mi yugo es llevadero
y mi carga ligera.

SANTORAL:
Santos: Catalina de Siena, virgen, Doctora de la Iglesia y Patrona de Europa; Wilfrido II, arzobispo; Paulino, Severo, obispos; Agapio, Secundino, Tíquico, Torpetes, Emiliano, mártires; Pedro de Verona; Roberto (Bob, Boby), monje; Tértula, Antonia, vírgenes; Hugo, abad; Ursino y Maurelo, confesores; Cercira, virgen y mártir; Senán, anacoreta.

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Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante: “¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida duradera”.
Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la concordia de los ciudadanos.
Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después . A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.
Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.
En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.
Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.