Liturgia y santoral 3/9/16 MO: SAN GREGORIO MAGNO

Memoria obligatoria: SAN GREGORIO MAGNO, papa y doctor
1Corintios 4, 6b-15
Hemos pasado hambre y sed y falta de ropa
Hermanos: En el caso de Apolo y de mí aprended aquello de “no saltarse el reglamento” y no os engriáis en uno a costa del otro. A ver, ¿quién te hace tan importante? ¿Tienes algo que no hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado?
Ya tenéis todo lo que ansiabais, ya sois ricos, habéis conseguido un reino sin nosotros. ¿Qué más quisiera yo? Así reinaríamos juntos. Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles, Dios nos coloca los últimos; parecemos condenados a muerte, dados en espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros, unos necios por Cristo, vosotros, ¡qué sensatos en Cristo! Nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora hemos pasado hambre y sed y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; nos insultan, y les deseamos bendiciones; nos persiguen, y aguantamos; nos calumnien, y respondemos con buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el deshecho de la humanidad, y así hasta el día de hoy.
No os escribo esto para avergonzaros, sino para haceros recapacitar, porque os quiero como a hijos; porque tendréis mil tutores en Cristo, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.
Salmo responsorial: 144
Cerca está el Señor de los que lo invocan.
El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; / cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R.
Satisface los deseos de sus fieles, / escucha sus gritos, y los salva. / El Señor guarda a los que lo aman, / pero destruye a los malvados. R.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, / todo viviente bendiga su santo nombre / por siempre jamás. R.
Lucas 6, 1-5
¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: “¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?” Jesús les replicó: “¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados -que sólo pueden comer los sacerdotes-, comió él y les dio a sus compañeros”. Y añadió: “El Hijo del hombre es señor del sábado”.

SANTORAL:
Santos: Gregorio Magno, papa y doctor; Sándalo o Sandalio, mártir de Córdoba; Basilisa, Serapia, Eufemia, Dorotea, Tecla, Erasma, vírgenes; Aristeo, Mansueto, Ausano, obispos; Febe, Teotisto, Antonio, Constantiniano, confesores; Zenón, Caritón, Antonino, Aigulfo, Evodio, Hermógenes, Calixta, mártires; Ildelita, abad; Simeón, estilita, el Joven.

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SAN GREGORIO EL GRANDE ¿540?-604
«El hombre ha sido creado para contemplar a su Creador, para buscar siempre su rostro y habitar en la solemnidad de su amor». Esta frase de San Gregorio Magno da luz sobre toda su vida. El heredero de unos senadores romanos renunciaba, a sus treinta y cinco años, con esa idea a los altos cargos civiles que desempeñaba, para consagrarse a la vida monástico en su morada del Coelius (hacia el 575). Vivió allí cinco años de paz y gozo íntimos. Mas el Señor tenía otros designios sobre él. El papa Pelagio II le nombró diácono suyo y le envió en misión a Constantinopla (580-585).
Vuelto a Roma, el desbordamiento del Tíber produjo muchas calamidades: hambre y peste sobre todo. Una de las víctimas de la peste fue Pelagio II. Reunidos el clero, el senado y el pueblo, eligieron Papa al diácono Gregorio. Le costó mucho dejar su soledad, pero aceptó. Era el primer Papa monje, estilo que introdujo en la espiritualidad y liturgia de su pontificado. Publicó la Regla Pastoral, que fue el código de los obispos durante la Edad Media. Restauró la disciplina.
Recibió la consagración episcopal en San Pedro el 3 de septiembre del 590. Hasta su muerte (12 de marzo del 604), el papa Gregorio Magno iba a llevar a cabo una considerable tarea. Como pastor de un pueblo saturado de desgracias, hubo de procurarle alimento, tanto de pan como de la palabra de Dios. De cara a un mundo nuevo, entró en contacto con los bárbaros: envió misioneros a Inglaterra.
Esto supuso una amplia correspondencia, Comentarios de la Escritura, Homilías escritas con cuidado para que fueran leídas por algún clérigo – pues Gregorio estaba habitualmente tan alcanzado de salud que apenas podía hacerse entender por el pueblo -. Así fue la vida del «cónsul de Dios», como le llama su epitafio de la basílica vaticana. La posteridad ha rodeado la obra de Gregorio de una veneración tal que el compendio de oraciones litúrgicas que él compuso se ha conservado prácticamente hasta nuestros días como el Misal romano.
San Gregorio el Grande era un agudo observador de la naturaleza humana. ¿Quién no reconoce la verdad contenida en la afirmación: «Quienes tropiezan en terreno llano, deberían evitar acercarse a un precipicio»? O la claridad de recordar a la gente que es más fácil abandonar las posesiones que cambiar nuestro corazón, pues «renunciar a lo que uno tiene no es sino algo menor, pero renunciar a lo que uno es, eso es mucho pedir».
Recientemente, el nombre de Gregorio ha vuelto a ser conocido popularmente de nuevo por la edición de una grabación de canto gregoriano interpretado por unos monjes españoles que fue éxito de ventas. Irónicamente, aunque sabemos que San Gregorio reformó la liturgia de la Iglesia durante su reinado como papa, no estamos seguros de hasta dónde es realmente responsable de la reforma de la música que porta su nombre.
No obstante, el canto gregoriano ha vuelto, tras haber sido relegado a oscuros monasterios por varios cientos de años. El renovado atractivo de esta música de siglos de existencia ha asombrado a los expertos de la industria. (¡Lo que no les ha impedido sacar buen provecho de ello!) ¿Qué tiene el canto que puede atraer incluso a una audiencia moderna educada en el rock and roll?.
La respuesta puede residir en el canto mismo. El canto gregoriano es una forma de canto sagrado que puede tener sus raíces en la música antigua de las sinagogas judías. Cuando se ejecuta correctamente, es cantado sin acompañamiento. El canto gregoriano no es el único tipo de canto (el ambrosiano, por ejemplo, es otro), pero sí el más conocido. Una vez que hayas oído el canto, nunca lo olvidarás. Y lo amarás o lo odiarás.