Liturgia y santoral 5/11/19 ML: Sta. ÁNGELA DE LA CRUZ

 Memoria libre: SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ, virgen
Romanos 12,5-16a
Cada miembro está al servicio de los otros miembros
Hermanos: Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.
Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde.

Salmo responsorial: 130
Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
Señor, mi corazón no es ambicioso, / ni mis ojos altaneros; / no pretendo grandezas / que superan mi capacidad. R.
Sino que acallo y modero mis deseos, / como un niño en brazos de su madre. R.
Espere Israel en el Señor / ahora y por siempre. R.

Lucas 14,15-24
Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: “¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!” Jesús le contestó: “Un hombre daba un gran banquete y convidó a muncha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado.” Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero dijo: “He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor.” Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor.” Otro dijo: “Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir.” El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado: “Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos.” El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio.” Entoces el amo le dijo: “Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa.” Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.”

SANTORAL:
• Santa Ángela de la Cruz, Santa Bertila, Santo Domingo Mau, Santo Domnino de Cesarea, San Fibicio de Tréveris, San Geraldo de Beziers, Santa Isabel, San Marcos de Ecano, San Zacarías, San Guido Maria Conforti.
• Beato Bernardo Lichtenberg, Beato Gómidas Keumurgian, Beato Gregorio Lakota, San Guetnocio de Bretaña, Beato Juan Antonio Burró Más, Beata María del Carmen Viel Ferrando, Beato Narciso Putz.

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María de los Ángeles Guerrero González (Sevilla, 30 de enero de 1846 – ibídem, 2 de marzo de 1932) fue una religiosa católica española fundadora de la congregación llamada Instituto de las Hermanas de la Cruz dedicada a ayudar a los pobres y a los enfermos. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003 como Santa Ángela de la Cruz.
Nació en la Plaza de Santa Lucía, número 5, siendo bautizada tres días después en la iglesia de Santa Lucía (Sevilla), con el nombre de María de los Ángeles Martina de la Santísima Trinidad. Su familia era muy modesta; su padre, Francisco Guerrero de profesión cardador de lana, nació en Grazalema y había emigrado a Sevilla; su madre, Josefa González, era sevillana, hija de padres nacidos en Arahal y Zafra. Tuvo catorce hermanos, aunque solamente seis alcanzaron la edad adulta; los otros ocho fallecieron durante la infancia, circunstania entonces habitual pues existía una alta tasa de mortalidad infantil.1
Su padre trabajó durante un tiempo al servicio del convento de los frailes de la Trinidad, falleció cuando Ángela era pequeña, su madre también trabajó al servicio de los frailes como lavandera y costurera y murió ya anciana. Ángela recibió una instrucción escolar escasa, como era habitual por aquel entonces entre las niñas pertenecientes a su clase social; a los 12 años entró a trabajar en un taller de fabricación de calzado para contribuir a la economía familiar, allí permaneció hasta los 29 años de forma casi ininterrumpida.
A los 16 entró en contacto con el padre José Torres Padilla, un sacerdote nacido en Canarias y afincado en Sevilla con fama de santidad, el cual tendría una influencia decisiva en su vocación religiosa. El padre Torres se convirtió en su confesor y director espiritual. A los 19 años solicitó la entrada como lega en un convento de Carmelitas Descalzas y no fue admitida; cuatro años después lo intentó otra vez, ingresó en la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en la que permaneció algún tiempo, primero en el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, y más adelante en Cuenca y Valencia, sin embargo unos vómitos continuos que no cesaban, la obligaron a abandonar por motivos de salud. Curiosamente después de dejar el convento, los vómitos desaparecieron tan misteriosamente como se habían iniciado, sin dejar ninguna secuela. Ella decía que se había curado gracias a unos soldaditos de Pavia (bacalao cortado en tiras rebozado y frito) que había comprado en una freiduría de Sevilla.2
Fundación de la Compañía de la Cruz
En 1873 formuló votos perpetuos fuera del claustro, poco después tuvo la idea de fundar la «Compañía de la Cruz». El 17 de enero de 1875 con muy pocos recursos comenzó a tomar forma su proyecto, encontró a tres compañeras, una de ellas llamada Josefa de la Peña gozaba de una buena situación económica, por el contrario las otras dos, Juana María Castro y Juana Magadán, disponían de escasos recursos.
Con el dinero de Josefa Peña alquilaron su «convento» que era solamente un cuarto en la casa número 13 de la calle San Luis en Sevilla, y organizaron un servicio de asistencia a los necesitados a lo largo del día y de la noche. Posteriormente se trasladaron al número 8 de la calle Hombre de Piedra también en Sevilla, sus compañeras comenzaron a llamarla Madre
En 1876, se declaró una epidemia de viruela en Sevilla, ello hace que las Hermanas de la Cruz intensifiquen sus esfuerzos de ayuda a pobres y enfermos, causando su labor gran admiración en todos los estamentos de la ciudad. En este mismo año (1876), Sor Ángela consiguió la admisión y bendición de su obra por el arzobispo de la diócesis, el Cardenal Spínola.
El modo de trabajo de la congregación consistía en acudir por parejas a casa de los enfermos que las necesitaban. Una atendía al paciente sentada a su lado, la segunda realizaba las actividades del hogar.
Su obra se extendió rápidamente, creando numerosos conventos localizados principalmente en Andalucía occidental y el sur de Extremadura, centrando siempre su actividad en la asistencia material y espiritual a pobres, enfermos, necesitados y niños huérfanos o sin hogar.
En 1894 viajó a Roma, donde se entrevistó con el papa León XIII el cual concedió el decreto inicial para la aprobación de la compañía, que firmó el Papa Pío X en 1904.
Fallecimiento
Falleció el 2 de marzo de 1932 como consecuencia de un accidente cerebrovascular, personas de todas las clases sociales rindieron homenaje a la hoy Santa que fue sepultada en la cripta de la Casa Madre en Sevilla.
Canonización
El Papa Juan Pablo II la beatificó el 5 de noviembre de 1982. El 20 de diciembre de 2002, la Iglesia reconoció oficialmente su santidad, al aprobar el milagro que le había sido atribuido, la curación, científicamente inexplicada, de un niño que sufría una obstrucción de la arteria central de la retina del ojo derecho y recuperó repentinamente la visión. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003 en la madrileña Plaza de Colón, con el nombre de Santa Ángela de la Cruz.
El 8 de mayo de 2003, el cuerpo incorrupto de la Santa es trasladado desde la Casa Madre hasta la Catedral de Sevilla, donde presidió los actos en su honor, por la Canonización. Una gran multitud se concentró a su paso, adornándose los templos y calles del recorrido para la ocasión.
Actualmente, la Compañía de la Cruz tiene más de cincuenta conventos, 700 hermanas y unas 50 novicias que realizan el noviciado en Sevilla. Los países donde se encuentra son España, Argentina e Italia. En España en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura, Canarias, Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Galicia.