Liturgia y santoral 8/6/17 Fiesta: JESUCRISTO, SACERDOTE
Fiesta: NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO
SACERDOTE
– Gén 22, 9-18. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
o bien:
Heb 10, 4-10. Así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí: para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad.
– Sal 39. R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
– Mt 26, 36-42. Mi alma está triste hasta la muerte.
Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: «Quédense aquí, mientras yo voy allí a orar». [37] Y llevando con él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. [38] Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo». [39] Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: «Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». [40] Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: «¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora? [41] Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil». [42] Se alejó por segunda vez y suplicó: «Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad».
SANTORAL:
• Santa Calíopa mártir, San Clodulfo, San Fortunato de Fano, San Gildardo, San Guillermo Fitzherbert, San Maximino, San Medardo, San Salustiano, San Sabiniano abad.
• Beato Jacobo Berthieu, Beato Juan Davy, Beata María del Divino Corazón de Jesús Droste zu Vischering, Beata María Teresa Chiramel Mankidiyan, Beato Nicolás de Gesturi Medda.
El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés en algunos países se celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, festividad que no aparece en el calendario de la Iglesia universal (como sí lo hacen las fiestas del Sagrado Corazón de Jesús o Jesucristo Rey del Universo), pero que se ha expandido por muchos países.
Esta fiesta tiene sus orígenes en la celebración del sacerdocio de Cristo que en la misa latina se introdujo en algunos calendarios y que tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II fue renovada por la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote.
La celebración fue introducida en España en 1973 con la aprobación de la Sagrada Congregación para el Culto Divino. Asimismo, ésta contiene textos propios para la Santa Misa y el Oficio que fueron aprobados dos años antes.
Además de España, otras Conferencias Episcopales incluyeron esta fiesta en sus calendarios particulares como Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela. En algunas diócesis este día es también la ‘Jornada de Santificación de los Sacerdotes’.
San Juan Pablo II, en el documento “Ecclesia de Eucharistia” señala que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada”.
“De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.
Jesús, Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza
En el Nuevo Testamento con la palabra “sacerdote” no solo se nombra a los ministros, sino que se reserva especialmente para denominar a Cristo y a todo el pueblo de Dios, unidos como un Sacerdocio real:
“Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz” (1 Pedro 2,9)
En el capítulo 4 de Hebreos se explica el Sumo Sacerdocio de Jesucristo de esta forma:
“Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna” (Hebreos 4,14-16)
La carta a los Hebreos también interpreta el sacrificio de Cristo como el nuevo, único y definitivo sacerdocio, diferenciándose así de los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza:
“Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec” (Hebreos 5,5-6)
La misma carta a los Hebreos añade:
“Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos” (Hebreos 9,11)