Liturgia y santoral 9/9/14 ML: S. PEDRO CLAVER
Memoria libre: SAN PEDRO CLAVER, presbítero
– 1Cor 6, 1-11. Un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además
entre no creyentes.
– Sal 149. R. El Señor ama a su pueblo.
– Lc 6, 12-19. Pasó la noche orando. Escogió a doce y los nombró apóstoles
12 Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios.
13 Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles.
14 A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé,
15 a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;
16 a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
17 Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
18 que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
19 Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos
SANTORAL:
Nuestra Señora de Aránzazu, Nuestra Señora de Gracia. Santos: Pedro Claver, patrono de las misiones entre los negros, Odger, diácono; Ciarán, abad; Gorgonio, Severiano, Felicia, Doroteo, Jacinto, Alejandro, Tiburcio, Estratón, Rufino, Rufiniano, mártires; Audomaro, obispo; Querano, abad; María de la Cabeza, esposa de san Isidro; Gregorio, confesor.
SAN PEDRO CLAVER 1581-1654
La vida que más me ha impresionado después de la de “Cristo”, dijo el papa León XIII cuando lo canonizó. Y efectivamente la suya fue una vida muy cristiana en el sentido más propio del término, imaginamos a Cristo en la América del siglo XVII y le vemos haciendo lo que hizo Pedro Claver.
Estaba emparentado con la ilustre familia de los Requeséns. Estudió con un tío suyo, canónigo de Solsona. Pero no valía para él la lamentación de Santa Teresa: “Dios los llama para santos, y en canónigos se quedan”. El aspiraba a santo. Quiero consumir mi vida por las almas, escribió un día.
Era de un pueblecito catalán llamado Verdú, se hizo jesuita y en Palma de Mallorca un santo portero, Alonso Rodríguez, reconoció en él la santidad, aconsejándole que cruzase los mares «porque allá en las Indias tendría que padecer mucho».
Así, en Cartagena de Indias, en lo que hoy es Colombia, fue «esclavo de los esclavos», dedicó treinta y tres años de servicio a los seres más desheredados, los esclavos negros que traían de África, ignorantes, enfermos, moribundos, cuidándoles y evangelizándoles con una solicitud heroica que con frecuencia provocaba el asombro comprensivo.
Pero él estaba enamorado de aquella pobre humanidad, todo le parecía poco para socorrer a los negros, a los presos de la Inquisición, a los extranjeros que capturaban las naves españolas, y cuando no se desvivía por los demás, rezaba y adoraba por la noche el Santísimo Sacramento.
Cuando las damas españolas insisten en que las confiese, se resiste y sólo accede después de haber confesado a todos los negros: las cosas claras, todos no somos iguales, los que sufren y son despreciados tienen prioridad.
En 1650 la peste se abatió sobre Cartagena. Pedro se multiplica atendiendo a todos, hasta que cae él mismo. Quedó paralítico y se hace atar sobre un caballo para visitarles. Era un espectáculo estremecedor verle.
El 8 de septiembre de 1654 entró en agonía. Los negros tomaron por asalto la casa. Era su padre. Le besaban las manos sollozando. A la media noche del día de la Natividad de la Virgen marchó al paraíso, el esclavo de los esclavos, el apóstol y padre de los negros. Astráin le llamó el primer misionero del siglo XVII.