Novena a Nuestra Madre la Virgen de los Dolores: Día 1º

De la profecía de Simeón

Tristísima y dolorosísima Virgen María, mi Señora, que desde aquel día en que presentando a vuestro Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, en el Templo de Jerusalén os anunció el Sumo Sacerdote Simeón que una espada de dolor había de traspasar vuestra santísi­ma alma, comenzasteis a vivir una vida llena del más acerbo dolor, acordándoos continuamente de lo que con vuestro divino Hijo había de suceder; abrazad Señora, juntos todos los dolores que os esperan, y ofrecedlos al eterno Padre, padecidos en el cuerpo de vuestro Hijo, y puestos en vuestro corazón, para que se ablande la dureza del mío; y alcanzad­me el favor que pido en esta Novena, si ha de ser para gloria suya y bien de mi alma. Amén.

  

  

Primer día de la Novena a Nuestra Señora de los Dolores.

 

ORACIÓN:

 

Dolorosísima y purísima Virgen María, Madre del mejor Hijo, y la más afligida de todas las madres del mundo, postrado a vuestros pies, os ruego humil­demente, Señora, si este favor que pido ha de ser para gloria de Dios y bien de mi alma, me le alcancéis de su divina pie­dad, y que siempre haga en todo su san­tísima voluntad. 

 

PRIMER DOLOR

 

De la profecía de Simeón

 

 Tristísima y dolorosísima Virgen María, mi Señora, que desde aquel día en que presentando a vuestro Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, en el Templo de Jerusalén os anunció el Sumo Sacerdote Simeón que una espada de dolor había de traspasar vuestra santísi­ma alma, comenzasteis a vivir una vida llena del más acerbo dolor, acordándoos continuamente de lo que con vuestro divino Hijo había de suceder; abrazad Señora, juntos todos los dolores que os esperan, y ofrecedlos al eterno Padre, padecidos en el cuerpo de vuestro Hijo, y puestos en vuestro corazón, para que se ablande la dureza del mío; y alcanzad­me el favor que pido en esta Novena, si ha de ser para gloria suya y bien de mi alma.Amén.

 

 

7 AVES MARÍA Y 7 GLORIAS

 

 

PÍDASE LA GRACIA QUE SE DESEE ALCANZAR

 

  ORACIÓN FINAL :

 

Soberana Virgen María y mi amantísima Madre, y de todos los pecadores, que tenéis en el ara de la Cruz a vuestro Unigénito Hijo, ofrecedle al Eterno Padre en agradable Sacrificio, para remedio de los hombres y satisfacción entera y superabundante de sus culpas, y pedidle, Señora, que mire a su Hijo crucificado, y a Vos amantísima Madre suya traspasada de dolor; y que se duela de los infieles y herejes y los traiga al gre­mio de su santa Iglesia. Amén.

 

A tu alma atravesará una espada de dolor dijo a María, Simeón.

 

Ruega por nosotros Virgen dolorosísima.

 

R. Para que nos hagamos dignos de las prome­sas de Nuestro Señor Jesucristo. 

 

Señor Dios, en cuya pasión según la profecía de Simeón, traspasó una espada de dolor a la dulcísima alma de la gloriosa Virgen y Madre María, concede propicio que nosotros los que traemos a la memoria, venerando sus dolores y su pasión por sus gloriosos merecimientos, y por las súplicas e intercesión de todos aquellos Santos que fielmente la acompañaron al pie de la Cruz, consigamos el feliz estado de pasión por nuestro Señor Jesucristo. Amén.